La plata es uno de los agentes anti-microbianos naturales más antiguos que se conocen. De hecho, los romanos ya la utilizaban como antídoto de heridas, y como preservante de enfermedades de la piel y de los alimentos. Era proverbial que escudos y cascos para la batalla llevasen la mayor cantidad de plata posible y, por supuesto, todas las vasijas en las que se almacenaba el agua eran de plata para procurar su desinfección y hacer más lenta su descomposición por bacterias.

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